A través de la técnica de la entrevista imaginaria, conoceremos algo mas del fundador mas importante que tuvo el pueblo de Bernal. Su adolescencia accidentada, su viaje a América, su llegada a La Boca, los carbonarios, la fiebre amarilla, y Bernal, la tierra prometida. Su devoción por la Virgen de la Guarda, la Iglesia, etc. Dicha entrevista es realizada en base a sus “Memorias de un devoto de La Boca“.
¿Cuál fue su primer acercamiento a la Virgen de La Guarda?.
Siempre fui católico, desde pequeño, pero la adolescencia me encontró con un inesperado accidente. Una de mis piernas se daño al subir a un árbol, y con solo 14 años de edad, debí recorrer médicos y hospitales, y andar con una muleta. Fue un sábado del mes de agosto de 1864, que invadido por la pena me decidí ir hasta el mismo Monte Figogna, en las afueras de Genova al Santuario de la Virgen de la Guarda. Al llegar no deje de rezar, ella escucho mi plegaria, y me dio fuerza para dejarle la muleta, le di un voto de plata, y ella me devolvió una pierna nueva. Así fue, un milagro. Baje del monte sin dolor, mi madre lloro al verme sin la muleta. Jamás olvide aquella gracia recibida por la Virgen.
¿Por qué dejo su Italia natal, su terruño, su patria?.
En esa época éramos muchos, y cada uno tenía sus razones, por falta de trabajo, por persecución política. Europa expulsaba gente, yo vine a la América, evite el servicio militar, y fui mas útil al sostén familiar. Era el año 1870, y me toco un numero bajo que me obligaba a cinco años de servicio militar. Mi padre hizo los preparativos, América me esperaba.
¿Qué recuerda de ese viaje?.
No fue nada fácil, recuerdo que era de mañana, salí un 3 de noviembre de 1870 del puerto de Génova, a bordo de un barco a vela llamado “Catalina Solari”. Fui en segunda clase, en un rincón de la popa, debajo de la cubierta, junto a otros, hacinados. Atrás quedaba la Virgen, Génova y su faro. Pensé cuando volvería a verlos. La comida era pésima, y el interminable viaje que me esperaba me asustaba.
¿Qué hizo entonces?.
Victorio. De alguna manera debía mejorar mi situación de abordo. Me ofrecí para cualquier trabajo, y me puso de mozo, para servir en las cámaras y trabajar en la despensa. De ahí en adelante todo fue distinto, mejoró mi alimentación, y comencé a dormir en un lugar mas adecuado.
¿Qué recuerda con dolor de ese viaje?
El hacinamiento de los de segunda clase trajo sus consecuencias, recuerdo que luego de dejar Las Palmas, Canarias, nos avisaron que bajo la cubierta una mujer agonizaba, baje con otros, y era cierto, estaba tendida en un catre, murió horas después, fue muy triste, a lo que se sumo días después los enfermos de peste de viruela a causa de la comida. Las protestas de los tripulantes que tenían sus pasaportes en regla comenzaron a crecer, y el día que se tiraron cinco cadáveres al mar, cundió la alarma, y todos querían llegar a tierra. El Capitán decidió cambiar todos los víveres, y ya no hubo enfermos nuevos.
¿Cómo fue su ansiada llegada a Buenos Aires?.
Con una advertencia, y con una triste realidad. Durante la cuarentena por la peste de la viruela, el escribano de a bordo me señalo en una calurosa mañana de enero, del año 1871, que si se subía al barco alguna autoridad pidiendo pasaportes, yo debía esconderme, y que él, junto al Capitán, velarían por mi en caso de ser descubierto, y que no sería deportado nuevamente a mi país. Por suerte nada de eso ocurrió.
Inmigracion. Esperanza y pobreza.
¿Cuál era esa triste realidad?.
La peste de la fiebre amarilla. Se produjo ese mismo año. En el mercado del centro, me encontré con un conocido, que me llevo a trabajar a una quinta del barrio de Caballito. Su patrón, Santiago Canessa, nos llevaba al mercado del centro para vender las verduras, y ahí fue durante los meses de febrero y marzo que mis ojos no pararon de ver muertos, eran centenares por día, los carros de la municipalidad estaban hasta el tope, y en la Chacarita se hacían profundas zanjas, una vez llenas de cadáveres eran tapadas con tierra. Nunca olvide las imágenes de ese infierno.
¿Qué paso en La Boca?.
Fui a visitar a un conocido, a una quinta, llamada la quinta cuadra, fue una tarde donde mi cabeza exploto de dolor, y al anochecer me di cuenta que me había atacado la fiebre amarilla, temblaba de frío, y mi amigo me dio en su rancho una taza de manzanilla con Fernet. Al día siguiente un médico de La Boca, me trato y me supo decir que yo era un caso perdido de fiebre amarilla, entonces todos los que habitaban el rancho lo abandonaron y me dejaron solo. Varios días estuve tirado, esperando la muerte. Pero Dios no me abandono, ni mi madre, ni la Virgen De La Guarda, me cuidaron, y después de veinte días, de pedirles mi curación, la fiebre desapareció.
Notas del Autor. “La epidemia estallo durante la Presidencia de Sarmiento(1868-1874), y la cifra oficial de muertos fue de 13.614, la mitad eran niños. La fiebre se denomino amarilla por el color de los enfermos. En esa época aún no se sabía que la enfermedad era por el mosquito Aedes aegypti, y no era por contagio. Se acuso a los pobres, y fundamentalmente a los inmigrantes italianos. El gran problema de la fiebre amarilla y del cólera, serán las condiciones que la hicieron posible, como ser la carencia de agua potable, servicios cloacales, métodos inadecuados para recolectar basura, etc. Aquella Ciudad de Buenos Aires, la que transito Don Agustín, era un foco de infecciones, la ciudad crecía desordenamente y el estado estaba ausente, como en el presente se da en ciertas zonas marginales del conurbano”.
¿Cuántos momentos difíciles soporto?.
No me cabe dudas, pero me di cuenta lo importante que es la solidaridad, el pensar por el otro, los recién llegados a la America, no teníamos ningún resguardo en caso de enfermedad. Al trabajar mucho como peón del Mercado Garibaldi tuve reumatismo, y me indicaron de un medico especialista en esa enfermedad, pero carecía de dinero, solo tenia un amigo que vino de Génova que era bastante rico, se llamaba Juan Passane. Nada hizo por mi, hablo de muchos gastos al empedrar su corralón, aquella contestación me amargo, y me hizo llorar. Pero la Virgen no me dejo, y a través del Señor Marcherano obtuve el dinero necesario para el tratamiento.
¿Cuál era su relación con los Carbonarios?.
El terror por aquel tiempo era moneda corriente en la Boca, y distintas logias masónicas como los Carbonarios, manejaban aquel barrio, por eso muchos la llamaban La Boca del Diablo o del Infierno. Por ese entonces estuve involucrado en tres situaciones tensas con esta gente, y debí en alguna de ellas imponerme con todo mi coraje para que no me maten. En el año 1872 recupere mi negocio en la Boca, se lo pague con plazos a sus dueños, y por la madrugada debía ir al mercado, cada vez que salía no sabía si volvería, pero estaba cansado de la miseria que pasaba, o me levantaba o que me den un tiro me decía a mi mismo. Un día de noche tuve mi primer encuentro con ellos, me hicieron detener el caballo, me baje del mismo, uno prendió un fósforo, y otro puso su bayoneta en mi pecho, nada paso. Otro inconveniente fue por una discusión que mantuve con una vecina, por una bordalesa de agua llovida que
pertenecía a mi casa, y fui avisado por Don Chicho, mi barbero, que el esposo de mi vecina me había denunciado a los Carbonarios, enterado Don Chicho de los aconteceres me prometió que solucionaría todo y nada me pasaría, gracias a Dios así fue. Pero el hecho mas comprometedor con esta gente fue en 1889, cuando tenía en arrendamiento al mercado Garibaldi, donde siempre trabaje de carnicero, y en aquel entonces tenía por administrador a un tal Señor Conti. Su trabajo lo hacía mal, siempre faltaba dinero, por eso un día decidí despedirlo. A los dos días, recibí tres cartas de tres masones pidiendo que lo vuelva a incorporar como administrador. Me negué, y en las tres cartas puse mi negativa, llame a Conti, y le expuse mi decisión. Al día siguiente estas tres personas se acercaron a mi domicilio. Me preguntaron el motivo por el cual fue despedido, les dije, y ellos señalaron que yo era un hombre de negocios, y que no debía tener enemigos. Se fueron muy disconformes. Durante varios días tuve que salir al trabajo armado, y con los ojos bien abiertos, nada sucedió, una vez mas la Virgen De La Guarda me protegió.
¿Pero de la defensiva paso a la ofensiva?.
Digamos que si, y fue por una buena causa, la primera procesión del Corpus. Los vecinos de la Vuelta de Rocha querían en 1895 hacer una procesión, pero el temor estaba presente. Siempre recuerdo las palabras del comisario de la sección; ¿No sabe usted, que entre La Boca y Barracas, existen mas de dos mil anarquistas y socialistas?. Durante la organización del evento, desde las autoridades policiales, hasta los mismos clérigos tenían mucho temor. Por eso tuve que entrevistarme con el jefe de los anarquistas, le hable de los niños, y que todo era mi responsabilidad, creo que comprendió y me dijo; “Pedemonte valla con toda confianza a la Procesión, a usted todos lo queremos porque usted es un hombre muy solidaria“. Supe que era una oportunidad, de mostrar en la calle nuestras creencias religiosas, nuestra fe en Dios. La procesión fue multitudinaria, familias enteras marcharon por las calles Olavarría hasta Del Crucero, y por Pedro de Mendoza hasta Australia, y desde allí por Pedro de Mendoza hasta Almirante Brown y Olavarría.
¿Bernal fue un sueño hecho realidad?.
¡Si!. Todo estaba por hacerse en estas tierras, y sentí que era el sitio para cumplir mi sueño, fundar un pueblo que sea devoto de la Virgen De La Guarda, la que siempre estuvo a mi lado, y que me permitió seguir adelante, en medio de tantas dificultades. Por eso done parte de las tierras que compre, para levantar una Capilla y un Colegio, que luego quedo a cargo de la congregación salesiana, de la cual fui testigo de su duro trabajo en la Boca.
Iglesia Nuestra Señora De La Guarda. Ubicada en las calles Zapiola y San Martin. El sueño de Pedemonte cumplido.
¿Y del navegante genovés que puede decirnos?.
Lo tenia merecido, descubrió la America, en medio de tantos sacrificios, pensé homenajearlo, italianos como Mazzini o Garibaldi, tenían su estatua pero Cristóbal Colón no la tenía, la inauguración de la misma fue increíble, congrego a mas de dos mil personas, en un Bernal que solo tenia menos de cien casas, reserve un tren que venia de La Boca, y se hicieron presente las autoridades de Quilmes, los Bomberos Voluntarios de La Boca, la Sociedad José Verdi y la Sociedad Cristóbal Colon de Quilmes, con sus respectivas bandas de música.
En el año 1921 la familia Pedemonte dona el monumento al pueblo de Bernal. Esta ubicado en la calle San Martín y Ameghino.
Notas del Autor. Interpretar el significado de estas Memorias, no solo es conocer el testimonio de una vida, que supo dar respuestas a su tiempo, sino también es tender un puente de dialogo entre aquel pasado, y este presente necesitado de un rumbo que contenga cierta claridad a partir de la reflexión histórica. Las Memorias describen fundamentalmente la primera etapa de su vida, donde el inmigrante Pedemonte se insertara en una sociedad que se tornara compleja y conflictiva, desde lo político y desde lo social. Sin embargo, la realidad que le tocara vivir creada por otros hombres, nunca lo condicionara, sino que intentara transformar la realidad que no lo favorecía. En este sentido, muchas son las cosas a rescatar de la personalidad de Don Agustín. Quizás las mas importante fue su fuerza interna para salir adelante en medio de las mayores dificultades, invocando todo el tiempo su espíritu cristiano, su Fe en Dios, y en su Virgen De La Guarda. La Boca fue su primer round, conoció el hambre, la enfermedad, y palpo la miseria ajena, y entendió que solo la acción organizada con el otro basada en valores ético-religiosos, permitiría alcanzar grados importantes de libertad e igualdad. Al comprender el tiempo histórico de estas memorias, y la experiencia de este hombre, queda claro su segundo y gran paso, el pueblo de Bernal, y toda su obra, entre las que se destaca el Círculo Obreros Católico de Bernal, tema de investigación de este libro, una institución que brindaría a sus socios medicamentos y atención sanitaria en caso de enfermedad, sin necesidad de recurrir a ayudas discrecionales como las que tuvo que pasar el mismo Pedemonte, cuando enfermo de reumatismo debió humillarse frente a un hombre rico que le negó su ayuda.
Reconocimiento. Don Agustín Pedemonte nació el diez de mayo de 1849 en Cornigliano, valle de la Polcevera, provincia de Génova, y desde 1957 sus restos descansan junto a los de su esposa María Solari de Pedemonte en la Iglesia Nuestra Señora De La Guarda en Bernal.
Este sera un espacio de divulgación historica. Uno de los temas destacados sera la historia social del pueblo de Bernal, más específicamente de su institución civil mas antigua, El Círculo Católico Obreros de Bernal. El mismo fue fundado en el año 1903, inspirado en las propuestas de la encíclica del Papa León XIII denominada “Rerum Novarum” a fines del Siglo XIX. Dicha encíclica fundara la corriente del catolicismo social en todo el mundo, teniendo notable influencia en la Argentina.
Tapa del Libro
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BIENVENIDO A LA "BLOGMANÍA" ALEJANDRO!!!!
ResponderEliminarHola
ResponderEliminarAgustín Pedemonte es mi tatarabuelo y me gustaría leer sus memorias. ¿Dónde podré conseguirlas? También me interesaría leer "Democracia y tradición". Saludo cordial, Sebastián Barros.
hola como estas?
ResponderEliminarEn mi libro estan parte de sus memorias, creo que son las unicas que escribio.
Las mismas estan en forma de entrevista imaginaria.
El libro lo podes conseguir en libreria ramos de mitre entre rivadavia y alsina quilmes o en la esquina de belgrano y 25 de mayo de bernal (bar) frente a la biblioteca mariano moreno.
Te paso mi mai: alejandrobonino37@yahoo.com
Me gustaria que me escribas y que datos familiares tenes de ese gran hombre!!! que tanto hizo por nuestra bernal
Alejandro me interesa contactarme contigo por la historia de bernal mi correo
Eliminarhrbada@hotmail.com
gracias
hernan